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Hoy voy a explicar un pequeño juego mental. No vale para hacerlo en un escenario, es más bien una experiencia que podrás realizar en tu día a día, incluso, si se presenta la ocasión, te servirá para ganarte algún que otro favor.

Imagina la situación. Cena con amigos en casa de uno de ellos. Tras los postres llegan los halagos pertinentes dedicados al anfitrión. Para quedar bien en este delicado momento te recomiendo que uses la siguiente frase: “Una carne muy buena, incluso mejor que la humana”. Aunque deberás introducir alguna variación si el plato principal ha sido merluza.

Son las dos de la madrugada y es momento de marchar. Uno de los invitados se muestra nervioso, palpa sus bolsillos delicadamente como un auténtico hedonista  y mira al suelo ansioso. Ha perdido las llaves del coche.

Hasta aquí todo normal. Algo así puede ocurrir en cualquier momento. Lo excepcional empieza ahora, cuando tú entras en escena.

– ¡Qué nadie se ponga nervioso!- clamas – Voy a recurrir a mis poderes mentales-.

Pides al afectado que cierre los ojos, haga un dibujo mental de sus llaves y se concentre en ellas. Levantas tu brazo derecho y abres la mano como si fuera una “antena sensorial”. Comienzas a caminar lentamente por la habitación, al principio son movimientos lentos, poco definidos. Tras unos segundos de tanteo te diriges a la puerta, tras ella, en el suelo, están las llaves perdidas.

¿Qué? ¿Te gustaría tener la capacidad de encontrar objetos perdidos con la mente? Entonces deberías preguntar a Sandro Rey. Mientras tanto, te recomiendo que, en mitad de la cena, cuando uno de tus amigos se vaya al baño y su chaqueta quede en la silla, sin que nadie te vea, mires en sus bolsillo, cojas las llaves del coche (o lo que tenga) y las dejes caer disimuladamente tras la puerta…el resto es puro teatro.

Evidentemente, este truco está sujeto a todas las variaciones que puedas imaginar. Sería bonito, por ejemplo, hacérselo a Benedicto XVI con el crucifijo que siempre lleva colgando del cuello. Aunque para eso habría que coincidir con él en una cena… quizá la que celebran anualmente los antiguos miembros de Juventud Hitleriana.