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Si tienes la edad suficiente como para haber visto la televisión en los años 80, pero no tanta como para en la actualidad estar muerto o padecer demencia senil, recordarás una de las series cómicas más emblemática: Juzgado de guardia.

Estuvo en antena durante nueve años y contaba la historia de Harold T. Stone, un juez encargado del turno de noche en un juzgado de New York y sus excéntricos compañeros. Lo cierto es que la plantilla de actores que desfilaron por aquella serie resultó francamente efectivo y acertado. Sin embargo, el encargado de interpretar el papel principal no era ni tan siquiera un actor.

Harry Anderson – que encarnó al juez Harry Stone- acabó allí por casualidad. En realidad era un mago que había conseguido cierto reconocimiento apareciendo en el programa Saturday Night Live y actuando en Las Vegas como telonero de Kenny Rogers. En sus intervenciones combinaba la magia, el humor y grandes dosis de irreverencia.

Aunque nunca llegó a abandonar del todo la magia, el éxito conseguido como actor hizo que se centrará en esta faceta artística … fue una pena.

Harry Anderson  tenía muy buenas ideas y presentaba algunos números de ilusionismo realmente impresionantes que, si hubieran madurado hasta nuestros días, podrían haberse convertido en clásicos indiscutibles de la magia. Aun así , su influencia es grande y visible en muchas  estrellas actuales. Amazing Jonathan, Mac King o, incluso, Penn and Teller son algunas de ellas.

Como el movimiento se demuestra andando os dejo aquí un video donde realiza uno de sus clásicos

Harry Anderson suele contar una anécdota cuando le preguntan sobre la fama. En 1990 fue a Vancouver para rodar la película IT, basada en una novela de Stephen King. El primer día, al llegar al hotel, uno de los botones le comentó que dos calles más abajo encontraría el bar Juzgado de guardia. Una  fan de la serie había abierto un establecimiento basado en la exitosa telecomedia y se había convertido en el local de moda.

A pesar de la hora, nuestro mago fue hasta allí. Se asomó al cristal, el interior estaba decorado imitando la sala de un juzgado, en las paredes había fotografías a gran tamaño de todos los personajes de la serie. Una mujer limpiaba el suelo, pero levantó la cabeza para ver quién era el que golpeaba suavemente el cristal. Ni tan siquiera reparó en su cara, simplemente dijo “¡Está cerrado!”. Harry insistió, así  que la chica se vio obligada a abrir la puerta.
– Siento molestar. Soy Harry Anderson, el juez de Juzgado de guardia.
– Ya sé quien eres… ¡pero está cerrado!
Con la puerta en las narices.