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Soy bastante escéptico, con todo. En ocasiones, esta actitud es positiva – cuando te dicen que si tiras un huevo muy fuerte contra el suelo se cuece, por ejemplo – pero otras veces, el acto de desconfiar casi instintivamente de todo lo que te rodea puede llevarte a cometer errores garrafales… hasta los 23 años no empecé a creer en la fuerza de la gravedad.

Hace años leí que Kreskin, el famoso mentalista norteamericano, finalizaba sus espectáculos de una curiosa manera. Entregaba el cheque de lo que iba a cobrar esa noche por la actuación a un espectador. Su misión era muy sencilla, tendría que esconder el talón en un lugar cualquiera del teatro. Para evitar suspicacias, el mentalista saldría de la habitación acompañado por otro miembro del público. De manera que nada, ni nadie pudiera pasarle información alguna.

Una vez el  “valioso papelito” había sido cuidadosamente escondido, Kreskin regresaba al escenario. Su reto era tan alocado como difícil de conseguir: si era incapaz de encontrar el cheque en  menos de un tiempo muy corto (que dependía del tamaño de la sala en la que se encontrara), esa noche no cobraría por su trabajo y el sueldo integro sería donado a una asociación benéfica.

Es importante destacar aquí que Kreskin, a lo largo de toda su carrera, ha ofrecido un millón de dólares a cualquiera que pueda demostrar que en sus espectáculos utiliza sistemas electrónicos o compinches entre el público. Por supuesto, nadie se ha llevado ese dinero nunca porque, sencillamente,  no usa sistemas electrónicos ni compinches entre el público.

Para encontrar su cheque utiliza un antiguo sistema llamado cumberlandismo o lectura muscular. Simplemente, agarra el brazo de la persona que lo ha escondido, le pide que se concentre en el lugar dónde está oculto y, observando los cambios musculares que se producen en el cuerpo del sujeto, puede descifrar la posición exacta del dinero.

El mentalista admite que alguna vez se ha ido a casa con las manos vacías… aunque no sea lo habitual.

El caso es que yo, como era de esperar, no me creí esta historia Hasta que hace poco vi un video grabado  por un asistente al espectáculo del gran Kreskin… juzgad vosotros mismos.

¡A ver si también va a ser verdad lo del Ratoncito Pérez!